miércoles, 14 de enero de 2015

El sistema político actual nació en 1929, cumple 85 años de matar opositores

1929; hace 85 años nació el sistema político mexicano, hoy tiene la apariencia de un cadáver putrefacto; lo podemos ver y oler en la forma que reprime y asesina a sus opositores, tal y como las dictaduras y los totalitarismos actúan.


Dossier ahpd 639                                                           enero 11 de 2015

El sistema político mexicano que rige actualmente, cumple 85 años y nació con el fin de mantener el poder a cualquier costo, mientras este costo lo pagara el pueblo, porque los gobernantes y los oligarcas mantendrían sus beneficios y canonjías, aún sobre el cadáver de sus opositores. Iguala/Ayotzinapa, Tlatlaya, Aguas Blancas y Acteal son apenas muestras de ello.
Nace este pésimo sistema político de un acuerdo en 1929 entre jefes sobrevivientes de La Revolución Mexicana. Desde entonces la consigna es no dejar el poder, pagándolo o cobrándolo a cualquier precio. Matando opositores ha sido la constante; Iguala/Ayotzinapa, Tlatlaya, Aguas Blancas, Acteal, y muchos etcéteras. Estas son la muestra de esa consigna primigenia. “El poder ante todo” y “Nadie aguanta un cañonazo de 50 mil pesos.” 50 mil pesos del erario por supuesto.
Así como Obregón corrompía a sus opositores comprándolos con el dinero del erario, Peña Nieto y todos sus antecesores lo han hecho, pero nunca como ahora, porque ese sistema nacido en 1929, se encuentra hoy en un estado anémico, sus únicos músculos son –otra vez- el ejército y las policías. Son las armas que enfrentan y afrontan a quienes no están de acuerdo con la forma de gobernar, con la corrupción y la impunidad que campea por todo el país.
Por ejemplo: Cuando el dinero extraído del erario no era suficiente para comprar a la oposición, o las armas del ejército no servían para controlar a los oponentes, nacieron los fraudes descarados en las elecciones. En 1929 fue el primer fraude postrevolucionario, le robaron la elección a Vasconcelos. En 1940 se la robaron a Almazán. En el 52 a Enríquez Guzmán. En 1968 a Cuauhtémoc Cárdenas y en el 2006 y 2012 a López Obrador. Para estos dos últimos fraudes y por motivo del cambio de normas electorales, se compraron los votos con dinero del erario y con la complicidad de empresas como MONEX y SORIANA. ¿Esto que nos indica? Que el sistema tiene que buscar nuevas fórmulas para robar las elecciones, y para mantenerse en el poder con la fuerza ya no solo del dinero, sino de nuevo, utilizando al ejército y a las policías para matar a los opositores y crear temor y miedo a quienes pretendan u osen oponerse.
Como botón de muestra tenemos el hecho que los 43 desaparecidos de Ayotzinapa fueron incinerados, ¿en dónde?... Unos investigadores científicos –Jorge Antonio Montemayor Aldrete y Pablo Ugalde Vélez- opinan que fueron incinerados en los hornos crematorios del ejército. El 7 de enero la Secretaría de la defensa hizo público que en ningún caso la SEDENA cuenta con hornos crematorios, sin embargo el general Francisco Gallardo dice que a él le consta que sí tiene hornos crematorios el ejército, y que probablemente tenga, hasta dos en el campo militar número 1. ¿A quién creerle? Ya la gente no puede tener confianza en este gobierno, ya no hay ni una pizca de respeto hacia el presidente, porque se siente que él es solo un monigote de los poderes fácticos que son quienes nos mal gobiernan. Muestra de que los investigadores están en lo cierto, es que el ISSSTE tiene un convenio con SEDENA, y frecen los servicios funerarios a los trabajadores del Estado (ISSSTE) a precios que pudiesen ser módicos, comparándolos con las funerarias particulares. Luego, ¿para qué el ejército miente públicamente y deteriora su propia imagen?
La primera ecuación a la que podemos llegar es que el pueblo de México con todos sus recursos naturales y pecuniarios, está en manos de criminales, ladrones y asesinos, quienes no paran en mientes para continuar montados en el poder y gozar de los beneficios que de este emanen. Los únicos recursos que le quedan a los mexicanos para terminar con este estado de cosas terribles como las que estamos padeciendo, es inconformarse, protestar y solidarizarse con las víctimas, y si hasta esto le estorba a quienes nos gobiernan, la otra ecuación a la que llegaríamos es que estamos bajo un régimen dictatorial y totalitario. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
Zuloaga 22 c. p. 27140 Torreón, Coahuila. Tel. Cel. 871 211 95 91 – E-mail ah.pd@hotmail.com

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