Con nuestro dinero, Peña Nieto pagó al TIME su portada falsaria, otro engaño a los mexicanos para legitimar su mandato logrado mediante fraude electoral.

Gobernantes de México engañan y roban al pueblo

Febrero 18 del 2014

Muchos son los indicios de que el gobierno de Peña Nieto rompe con el orden establecido *obstante a ello, la prensa internacional, específicamente la revista TIME, lo publicita como nuestro salvador

Es suficiente con ojear los principales diarios para percatarnos de la corrupción imperante en México. Tres menciones denotan la clase de gobierno que tenemos; los manejos corruptos y la indefensión de la ciudadanía, ante el poder e influencia de los funcionarios y ex funcionarios, quienes han abusado del poder para violentar derechos y patrimonio del pueblo, los que nos empobrecen y son nugatorios escandalosamente del orden jurídico en México. ¿Hasta cuándo parará esta situación congénita del “orden” establecido?

Ejemplos hay miles de la corrupción galopante y de la incapacidad del poder judicial, impotente e incapaz de hacer prevalecer el derecho. Así y todo esto, la primera página del TIME, pone la foto de Peña Nieto con la leyenda “Salvando a México” cuando todos vemos y sentimos que vende la patria y ni siquiera al mejor postor si no a los únicos, a EEUU y a sus personeros, los grandes empresarios mexicanos. Lo del TIME es propaganda procaz y barata que sólo ofende y hace escarnio de los más caros sentimientos del pueblo de México.

Por ejemplo: Zedillo allanó el camino a los monopolios de los ferrocarriles, y en su tiempo dijo que fue para bajar los costos y precios, tanto del pasaje de personas como de carga, y que así serían más baratos, cosa falsa del todo porque el costo de la carga es mucho mayor y el de los pasajeros es inexistente. Esto abrió las puertas a empresarios mexicanos para que operaran las dos empresas ferroviarias, enriqueciendo a unos cuantos en detrimento de las mayorías, e incluso Zedillo ahora es parte de esas empresas trasnacionales, Kansas City Southern y Union Pacific, empresas que le dieron empleo al ex presidente Zedillo, el que de seguro es su socio.

Por otro lado, hay un enorme repudio al gobierno de México por sus ataques a los zapatistas de Chiapas; este repudio viene de Alemania, Italia, España, Gran Bretaña y otros muchos países, pero en México la prensa, absolutamente vendida al gobierno de Peña Nieto y pagada con el dinero del pueblo, guarda cobarde silencio ante dicho abuso. Zedillo y Emilio Chuayffet Chemor, más ladrón  e imbécil que Zedillo,  firmaron el acuerdo de San Andrés con los zapatistas y aún, hasta nuestros días, el ejército mexicano los ataca y acosa para que algunos caciques “coletos” se adueñen de sus territorios. ¿Esto es justicia y buen gobierno? ¡Claro que no! Nuestro gobierno se comporta como un malandrín entre malandrines. ¿Para qué? Para entregar esas tierras a empresas mineras y agrícolas extranjeras. Esta canallada el gobierno la perpetra no para desarrollar el país y alcanzar el progreso sino para que unos cuantos se enriquezcan con los bienes de los indígenas chiapanecos.

Lo lamentable de suma gravedad es que el gobierno no cumpla con sus compromisos en los Acuerdos de San Andrés, los que luego de firmados, los rechazaron el propio Zedillo y su secretario de gobernación, Emilio Chuayffet; un ex bolero y un hijo de extranjeros se adueñaron de la voluntad y los derechos de nuestro pueblo, y el despojo sigue vigente con Peña Nieto.

Otro punto escandaloso de mayor trascendencia es la privatización de los energéticos, en suma, de PEMEX y de la Comisión Federal de Electricidad, con el mismo fin de las privatizaciones que emprendieron Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, dejándonos en claro que nuestro gobierno con Peña Nieto al frente, está para servir a unos cuantos y para servirse de los bienes y la voluntad de más de 117 millones de mexicanos, presas de la indefensión. Para eso nos militarizaron los malditos, no para combatir la delincuencia, cuando, sin un ápice de dudas, la delincuencia organizada son ellos, nuestros gobernantes. El TIME tendrá que disculparse porque su portada no para en mientes. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

Atenta y respetuosamente

Augusto Hugo Peña D.

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